Memoria Activa: Los papeles como parte de la revolución. La historia de la imprenta clandestina "Rodolfo Mathews"
En la actualidad, tenemos otras herramientas para militar, desde diferentes formas de expresiones corporales y artísticas, hasta la virtualidad, donde ,la información se encuentra al alcance de un click. Por eso, es muy complicado imaginarse lo que era en épocas anteriores poner el cuerpo bajo un contexto de represión estatal, donde la información era censurada y se filtraba clandestinamente. Para poder repensar y repensarnos en esta época, está visita nos permitió recorrer no sólo el lugar físico donde se encontraba está imprenta, sino también hacer un repaso histórico de todo lo que pasó en este espacio.
Sombras y huellas de la historia se entrelazaron con el presente y esperamos con esta nota compartir las sensaciones y sentimientos que nos despertó.
Construcción y función de la imprenta
A partir del debilitamiento de la democracia, ya se veía venir el avance represivo en especial en Córdoba a partir de eventos como el navarrazo, el golpe de Estado que llevó adelante la Policía y que derrocó al gobernador de Córdoba Obregón Cano y a su vicegobernador Atilio López .
Así, bajo este contexto, el PRT decidió a principios de los 70, que era necesario contar con un sistema propio de creación de información y masividad en su difusión. Comenzaron a montar una imprenta, con una operación y planificación que duró más de un año. Debido a las persecuciones políticas previas a la dictadura debieron hacerlo en la clandestinidad, ya que había una gran desconfianza hacia el Estado y cualquier ámbito gubernamental.
A esa casa tendría que ir a vivir una familia como parte de la cobertura del plan. Se decidió que Héctor “El negrito Martinez” y Victoria “La gorda” Abdonur se mudaran a la casa ubicada en Fructuoso Rivera (ex Achaval Rodriguez) al 1035, en barrio observatorio de Córdoba.
Comenzaron la obra sacando 250 metros cúbicos de tierra, cavando 8 metros hacia abajo. Para poder realizar estos trabajos se necesitaron muchas manos, colaboraron: militantes,ingenieros, arquitectos y obreros del PRT-ERP. También cooperaron en la construcción de la imprenta militantes uruguayos y bolivianos
Y así fueron pasando los días hasta llegar al año con la misma dinámica: sacando la tierra a escondidas de les vecines, en la camioneta particular de Héctor para luego tirarla al río. También estaban los oídos atentos de Victoria para conversar y poder encubrir los ruidos que estas acciones generaban hacia les vecines, además de sus manos para cocinarles a todes. Sin embargo, no era tarea sencilla: había toda una planificación al momento de realizar las compras para poder evitar sospechas de la gran cantidad de alimentos que llevaba. Por eso compraba en diferentes locales (carnicerías y despensas),
La imprenta contaba con dos niveles: en el primero se encontraba guardado todo el papel y tinta. En el segundo: las 2 máquinas insonorizadas para realizar la fotocomposición y así poder imprimir los periódicos “El Combatiente “ y “Estrella Roja”.
Se imprimieron alrededor de 70 mil ejemplares mensuales, -no solo diarios- sino también panfletos y hasta libros de poesía que se repartían por todo Córdoba y el norte argentino.
Esta imprenta funcionó de forma continua por dos años (de 1974 a 1976) y contaba con un trabajo de ingeniería tal que no lograron descubrirla fácilmente, a pesar de la cantidad de requisas ilegales previas y posteriores al abandono forzado de la casa. Llegaron a estar diez días revisandola sin poder encontrar la compuerta secreta de entrada que pesaba dos toneladas y media, con un sistema de apertura hidráulico, disimulado detrás de una ficha de luz.
Compañeres luchadores
Al llegar a la casa, nos abrió la puerta Walter, el hijo de Héctor y Victoria. Pasamos a una de las habitaciones donde se realizó el encuentro y sentades en ronda pudimos ver cómo se entrecruzaban relatos y reflexiones de la sociedad de ese momento entre Walter y Susana Gómez, (perteneciente al PRT) con les compañeres de la Mesa y ex militantes de Montoneros.
No solo estaban las personas físicas, con los recuerdos se volvían a traer al presente -nombrandoles con sus apodos- a compañeres detenides y desaparecides de esa época y permitieron repensar los horrores que nunca más deben suceder.
En el transcurso de la jornada se comentó sobre la creación y funcionamiento de la imprenta, también historias personales y de vida de las personas que la habitaban.
El trabajo de herrero de Héctor, la cocina de Victoria, los juegos de los hermanos Walter y César y hasta el nacimiento del hermano menor. Esta vida pudo continuar hasta 1976 cuando cayó la imprenta del PRT en San Andrés, Buenos Aires. Al enterarse de esto, les miembres del partido, decidieron que esta casa no era segura y vinieron a Córdoba a avisar a la familia que debían irse.
Es importante destacar que contaban con distintas señales para informar si a la casa habían llegado la policía o los militares, en particular en la imprenta de Córdoba era cuando Victoria salía a sacudir las sábanas por las ventanas -costumbre de la época-. Así las personas del PRT aguardaron esa señal diaria para poder entrar y confirmar a la familia lo que había sucedido. Junto con sus hijes decidieron irse a Moreno provincia de Buenos Aires, durante 4 meses estuvieron allí, hasta que fueron descubiertes.
Héctor fue asesinado en frente de su propia familia y Victoria fue detenida (continúa desaparecida hasta la actualidad). Sus hijes quedaron a cargo de su tÍa, una ex militante que sigue viviendo en Córdoba. Durante ese tiempo, la casa pasó a ser un centro clandestino de detención y tortura, por donde pasaron distintes militantes, algunes desaparecides hasta la actualidad. Debido a los distintos ruidos que escuchaban les vecines se decidió dar la casa a un empleado de judiciales, Héctor Varela y a su esposa, Ofelia Cejas, quien ocupó la casa hasta marzo de este año cuando por fin la justicia decidió restituirla a sus legítimos herederos.
Estos decidieron transformarla en un casa de memoria para poder homenajear tanto a sus padres, como a los obreros y compañeres que participaron en la construcción de la imprenta. Es por eso que la quieren llamar “Roberto Mathews”, nombre de un compañero militante de la imprenta en ese momento. Actualmente se encuentran poniéndola en condiciones y efectuando los trámites necesarios para poder lograr este objetivo Además, se está realizando una campaña de colaboración para recaudar fondos destinados a la obra de recuperación de la casa.
Este lugar de revolución y lucha volvió a abrir sus puertas para traer más memoria. Antes, Victoria sacudía las sábanas para llevar calma. Ahora, cuando les visitantes sepan la historia, podrán ver y sentir, como hicimos nosotres en la visita, las sábanas sacudirse todo el tiempo, el olor a comida y el rugir de la camioneta de Héctor.