El pulmón de tinta cordobés
Hace poco más de un año y medio, recuperamos un nuevo espacio de memoria en la Ciudad de Córdoba Capital. Ubicada en el histórico barrio Observatorio, a la altura de Fructuoso Rivera 1035 se encuentra la actual Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew. Un espacio muy particular en la historia de los sitios vinculados con los años ´70 de nuestro continente. El 7 de marzo del 2019, la vivienda que tiene en el interior de sus entrañas, a 10mts bajo tierra, una de las imprentas revolucionarias más grandes de nuestra historia, pasó a estar en manos del pueblo.
Después de 12 años de una batalla judicial, moral, ideológica y fundamentalmente de amor, fue posible que les legítimos herederos de esta casa, como así también tantes otres compañeres comprometides con la vida y la memoria, se reencuentren con la militancia a través de esta vivienda.
Miremos desde sus comienzos en qué consiste esta historia y luego, las adversidades superadas para recuperarla…
El comienzo de la historia
A mediados de 1973, el PRT-ERP, inicia en una típica casa de los años ´30, una de las tareas más arduas de la militancia revolucionaria, la construcción de una imprenta subterránea de manera totalmente clandestina. Por fuera y hasta el día de hoy, vemos una casa como cualquier otra: dos ventanas, una puerta y un portón. Por dentro, particularmente en la cocina, a 10 metros hacia abajo de la superficie, una obra maestra.
El cotidiano durante aquellos años, 1973 hasta 1974 era el siguiente: en esta casa vivía un matrimonio de compañerxs junto a sus tres hijes. La rutina como cualquier otra, incluía el ingreso totalmente clandestino de lxs compañerxs que llevaron adelante la construcción de la imprenta. Ellos entraban al inmueble, “tabicados” por su cuidado y el del resto, un lunes y volvían a salir un sábado. Comían y dormían allí abajo, mientras profundizaban ese inmenso “sótano” clandestino a puro pico y pala. Llenar bolsas de tierra, sacarlas por la noche, desparramarlas en las orillas del río, aplanar las partes donde aún no llegaba la cañada evitando un posible desmoronamiento; construir los techos y paredes de ese subterráneo lugar, habilitar un montacargas, bajar una gigantesca y modernísima impresora Ofsset importada de Alemania, máquinas de escribir, guillotinas, y demás materiales necesarios para el funcionamiento de una imprenta; no era para nada una tarea sencilla. Menos, hacerla sin despertar sospechas. Así, el proyecto iba tomando forma, crujía desde lo más profundo de la tierra, una de las mayores maneras de defender la convicción por la vida: la defensa de las ideas. Aunque parezca ficción, esta historia está muy lejos de serlo.
El acceso a la imprenta podía realizarse desde dos entradas situadas en la cocina, es hasta el día de hoy una obra imposible de dimensionar, una obra faraónica nos gusta decir. A partir del corrimiento de un aparador, era posible pisar lo invisible del montacargas que descendía hacia la imprenta. Desde otro costado de la cocina, debajo de una alacena, se ocultaba en dos baldosas el ingreso manual hacia abajo. Bajo una de las baldosas, se encuentra hasta hoy, una angosta escalera que comunicaba la planta alta con los dos subsuelos insonorizados. Bajo tierra, a unos cuatro metros, el primer subsuelo, utilizado como depósito de papel y tinta; en el segundo, a diez metros desde la cocina, se extendía un espacio en forma de arco de veinte metros de largo por cinco metros de ancho. Además de contar con un baño y una habitación usada como laboratorio, ambos recintos en perfectas condiciones de uso. Allí, en el salón principal, estaban las máquinas que imprimieron unos 70 mil ejemplares mensuales de los periódicos El Combatiente, órgano del PRT y Estrella Roja, órgano del ERP, como tantos otros materiales, libros de política, literatura, volantes y panfletos. Una vez empaquetados, eran llevados a la superficie de la cocina y cargados en la camioneta F100 para distribuir el material por todo el noroeste de nuestro país.
A partir del impulso y participación de la JCR (Junta de Coordinación Revolucionaria), expresión de la posición internacionalista que impulsaba el PRT argentino, fue posible el intercambio de conocimientos no solamente ideológicos, sino técnicos, propios de una praxis revolucionaria que hicieron posible la construcción de este lugar. La construcción de la imprenta, fue el resultado de un esforzado trabajo llevado a cabo en conjunto por compañerxs de la organización MIR de Chile, Tupamaros de Uruguay y PRT Boliviano. Allí, por un año y medio trabajaron ingenieros, arquitectos, albañiles y técnicos de la construcción. Trabajaron en la apuesta porque efectivamente las ideas jamás se mueran.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Quienes integramos el proyecto de volver a esta casa un Sitio de Memoria activa, creemos que conocer quiénes fueron los protagonistas de esta parte de nuestra historia es un factor fundamental que permite entender la humanidad que abraza hasta hoy a cada una de las personas que transitan la casa…
En la parte de arriba vivían Victoria Abdonur y Héctor Eliseo Martínez, matrimonio militante del PRT-ERP, junto a sus tres hijes, Walter, Laura y Cesar. Ella, “la Gorda” como solían decirle, ama de casa, alegre como la recuerdan, se encargaba de cocinar para todxs aquellxs que habitaban la vivienda. Compraba la mercadería necesaria para preparar la comida en Providencia, barrio ubicado en la otra punta de Observatorio. Transitaba hasta allí, para que nadie sospechara que en esa casa vivía más que únicamente la familia “tipo” para la época. Ella tenía a cargo las tareas de seguridad, el barrer la vereda se volvió una de las actividades más claves, salir y observar el movimiento del barrio, asegurarse que no hubiera rastro posible para la dictadura cívico-militar de 1976. Él, “el Negro”, había sido operario en Fiat, delegado gremial despedido por encabezar una huelga. Laburaba por entonces como cerrajero y herrero. En la casa, trabajaba en la herrería situada en el patio trasero, era el protagonista del taller del barrio. Junto a su F100 característica por el sonido gasolero, llevaba y traía diferentes encargos, entre ellos a los compañeros que construyeron la obra, como también las impresiones que producía la imprenta. Además del matrimonio, vivieron en esta casa, Miguel Ángel Barberis, “el Picante” y Matilde Sánchez, “la Negra”. Ambos, aprendieron de tintas, papeles, maquinaria en general, producción de libros y volantes. También junto a ellxs, Luís Aguirre, compañero que hasta el día de hoy participa en la recuperación de la casa y su historia. Lxs tres, convertidxs en obrerxs gráficxs, cumplían jornadas de muchas horas y como si fueran topos, responsables de poner en actividad la imprenta subterránea, las ideas, lecturas políticas, producciones y definiciones, brotaban como semilla.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
La presencia de quienes habitaban esta obra maestra era invisible para cualquiera, salvo para lxs demás habitantes de la casa, con lxs que compartían no solo un proyecto político, sino un sueño que se cumplía en cada paso que daban. Arriba, una supuesta herrería de casa de familia; abajo, la batalla de ideas a llama encendida. Nadie imaginaba que allí había una trinchera que producía día y noche dos diarios que se distribuían por toda la Provincia cordobesa y por el noroeste de nuestro país. Nadie jamás imaginó que ése era un centro político de vida y lucha por la existencia de otro mundo.
Luego del 12 de julio de 1976, un fuerte operativo militar y policial a cargo del coronel Carlos Alfredo Carpani Costa, es allanada la propiedad, sin encontrar a nadie dentro. Desde esta fecha, la casa queda en manos de la Brigada Aerotransportada IV, con asiento en La Calera, Brigada del Tercer Cuerpo del Ejército. Ellos, deciden instalar allí un Centro Clandestino de Detención y Torturas, siendo hasta el día de hoy, los responsables del tiempo en el que la imprenta se convirtió en una desaparecida, como también son responsables de la vida de muchxs compañerxs. Poco más de un año funcionó como lugar de muerte, ya que al estar ubicado a pocas cuadras del centro de la Ciudad, en un barrio de trabajadores, rodeado de miradas curiosas que sospechaban de los nuevos movimientos del lugar, no fue posible detener las palabras que enjuiciaban los sonidos atípicos que salían de allí. Desde entonces, el inmueble quedó deshabitado hasta 1979, año en el que el Juez Federal Miguel Puga, a cargo de Tribunales Federales II, decide disponer de la propiedad y por motus propio, como si nada pasara, “prestársela” a un empleado de Tribunales, Héctor Varela. De esta forma, el magistrado, emite un Certificado a nombre de Ofelia Cejas, esposa de Varela, como Depositaria Judicial.
La lucha impostergable
Allá por el 2005, más precisamente en noviembre de dicho año, Walter el hijo mayor de Victoria y Héctor, junto a los abogados Carlos “Vasco” Orzaocoa, Pedro Salvadeo y la colaboración de Cristina Salvarezza, inició el legítimo reclamo por recuperar la casa, aquella en la que había vivido con su familia hasta sus siete años. Así, se presenta la primera nota judicial dirigida a la fiscal López de Filoñuk. Luego se lleva la causa ante el Juzgado de Instrucción Civil y Comercial número 23 de la Provincia de Córdoba, y desde entonces se instaló en la justicia cordobesa una causa histórica que pugnaba por salir. A partir de este momento, comienzan las maniobras judiciales llevadas a cabo por los dos abogados mencionados, que hicieron posible recuperar la imprenta desaparecida: poco tiempo después de iniciado el juicio, aparece una escritura con la fecha del 1 de abril de 1976 en la cual se exponía una supuesta venta de la propiedad por parte de los padres de Walter, a Juana Ercilia Bianchi de Jaroszwok, teniendo como testigo de dicha venta a la escribana Melba Rosa Catoira de Torchio. Pese a las denuncias en su contra por sostener hechos falsos ante la justicia, dicha escribana defendió la total validez del documento público que supuestamente aseguraba la compraventa del inmueble. Sin embargo, existen ciertos detalles que permitieron demostrar la ilegalidad del negocio: la compradora aseguró que en el momento de producirse la operación inmobiliaria, en abril de 1976, la casa se encontraba en “posesión material”. Algo totalmente improbable ya que en dicha fecha funcionaba como imprenta clandestina y nadie podría explicar por qué se definiría venderla. Además, pocos meses después de la fecha en que se habría realizado la compra del inmueble, precisamente el 12 de julio, la vivienda es allanada, no encontrándose allí la supuesta dueña. Aún más curioso es el dato de que la compradora Ercilia Bianchi, en realidad, habría fallecido en agosto del año 1973, mucho tiempo antes de la fecha en que se estipulaba había comprado la casa, lo que otorgaba total certeza de que se trataba de una operación fraudulenta. Pese a las mil y una maniobras que el ejército realizó para apropiarse de la casa, al punto de inventar documentación falsa, los abogados, a partir del acta de defunción que probaba la muerte de la supuesta compradora, logran que se dicte una sentencia que justamente anulaba la escritura de compra. Un triunfo revolucionario.
Sin embargo, el enemigo no se queda quieto tan fácil. Aparece en la causa una apelación que demoraba la ejecución de la sentencia, hasta posiblemente tres años. Frente a esta situación, Carlos “Vasco” Orzaocoa y Pedro el “Negro” Salvadeo, resignaron el cobro de sus honorarios que ascenderían a más de medio millón de pesos, a cambio de que la escribana retire la apelación que había elevado el expediente a una Cámara Civil Comercial. Habiendo quedado firme la Sentencia a favor de los herederos Walter y César Martínez, se procedió al desalojo de los ocupantes y la ocupación por sus legítimos propietarios.
PH: Colectivo Manifiesto.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
A un año y siete meses
Una vez que el juicio sale a favor de la imprenta, se lleva adelante la creación de la fundación Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthwes, presidida por el Dr. Carlos Orzaocoa. En sus caminos de inicios ya cuenta con personería registrada y ha logrado establecer relaciones con otros Sitios de Memorias, con diversos espacios de Derechos Humanos de la Provincia y del País.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Junto a un conjunto de compañeres militantes de diversas generaciones, dedicamos horas, horas y más horas a construir un nuevo sitio de Memoria viva. Los primeros pasos que persisten hasta hoy, consistieron en realizar un trabajo arqueológico, museológico y de conversación, para traer al presente y de la mejor manera los rastros que en este sitio vamos encontrando. Gracias a un gran equipo que ha puesto sus conocimientos de manera voluntaria al servicio del colectivo que integramos es posible realizar semejante tarea.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Nuestro proyecto propone, por un lado, recuperar las ideas revolucionaras del siglo XX, haciendo foco en los años 60, 70 y 80 de nuestro país y del continente latinoamericano. Por otro lado, vincularse con la problemática actual de los derechos humanos. Estamos construyendo un Espacio para el encuentro, la organización, para el entrecruzamiento de las generaciones pasadas y actuales, para el encuentro de las distintas ideas que existieron y existen sobre cómo cambiar este sistema. Hemos recibido donaciones de toda índole que promueven y contribuyen a este andar.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Hemos recibido muchas colaboraciones y donaciones de todo tipo, económicas, sociales, periodísticas, artísticas, edilicias, de diversas partes del mundo, fundamentales para este proceso de recuperación. Actualmente, de forma autogestionada y colectiva nos organizamos en diferentes áreas de intervención concretas, múltiples equipos interdisciplinares de trabajo, desde los cuales desplegamos algo así como una paleta de pintor...
-Equipo de Historia Oral: Se encarga de la recuperación y sistematización de los registros personales y orales que han existido y existen sobre la casa desde sus comienzos.
- Equipo Arqueológico de Museología y Conservación: Compañerxs de diferentes provincias que trabajan en el rescate y conservación de los diversos materiales que fueron encontrados en la casa y particularmente en la imprenta subterránea. Trabajan en el armado de la colección de la casa.
- Equipo de Arquitectura e Infraestructura: Planifica y ordena el mantenimiento y conservación de la vivienda. Trabaja en pensar las intervenciones en la construcción y su proyección física.
- Equipo de Redes y Prensa: compañerxs que se dedican a difundir la historia identitaria de la casa, todo el trabajo que actualmente se viene realizando, como también mediar las comunicaciones públicas del Sitio.
- Equipo de Formación: área que sistematiza y propone diferentes estudios políticos e ideológicos.
- Equipo Cultural del Territorio: compañerxs que se dedican a trabajar los vínculos barriales y artísticos culturales de la casa.
Apostamos por el entrecruzamiento de todas estas áreas, todas se cruzan y enriquecen de esa forma. A medida que andamos, reafirmamos cómo es trabajar colectivamente y transgeneracionalmente, aspecto que creemos nos caracteriza. Nos mueve un profundo sentimiento de cambio, de organización y lucha por conocer las partes aún no contadas de nuestra historia como pueblo.
El proyecto está completamente abierto para que se sume y participe quien quiera, ¡todo el tiempo hay cosas por hacer!
Podes buscarnos en las redes: - Facebook: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthews.
- Instagram: imprentadelpueblo.matthews
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.
Ph: Casa de la Memoria Imprenta del Pueblo Roberto Matthew.