Juicio Diedrichs-Herrera | 14 de octubre de 2020. Sexta audiencia.

Juicio Diedrichs-Herrera #MásJuiciosMásDemocracia 27 de octubre de 2020 Por Mary Luque y Martina Novillo
Resumen de la sexta audiencia del 12 juicio de Lesa Humanidad en Córdoba.
Flores 6ta audiencia
Ph: Sofia Rubiano

La primera testigo es Mónica Sandra Solodky, quien era esposa de Hugo Donemberg, secuestrado y desaparecido el 29 de abril de 1976, quien atestigua por vía remota, desde Israel. 

Cuenta que la noche del secuestro, a eso de las dos de la madrugada, golpearon la puerta de su departamento de la calle Colón, en Córdoba capital, e irrumpieron varias personas de civil que se llevaron a Hugo. El portero del edificio coincidió en que estaban vestidos de civil. Eran entre doce y catorce personas que vinieron en tres automóviles de marca Falcon. El portero ve que llevan a Hugo con los ojos vendados, las manos atadas y con una naranja en la boca, y escucha decir -mientras pasan junto a él- que habían encontrado 20 kg de dinamita en el departamento; lo cual era mentira. Como ella estaba embarazada de 9 meses, uno de los secuestradores le preguntó cuándo sería la fecha de parto, y ella le contestó que más o menos para el 20 mayo. 

Inmediatamente luego del operativo Mónica se fue a la casa de sus padres, que comprendieron la situación y le tramitaron la salida del país a Israel, a donde partió el día 8 de mayo, y el 14 de ese mismo mes tuvo a su hijo. 

El día 20 de mayo llegó un operativo de allanamiento a la casa de sus padres buscándola a ella -la testigo muestra la orden dada por el jefe del Tercer Cuerpo de Ejército de Córdoba-.


La testigo relata que en 2013 declaró sobre todos estos hechos ante el Ministerio de Justicia y allí se enteró que hay una sobreviviente de La Perla que vio a su esposo: Cecilia Suzzara. Consigue verla y ella le cuenta -después de ver una foto de Hugo- que cree que es el muchacho judío que murió estaqueado al sol.

Termina su testimonio ante el tribunal diciendo:“pido justicia a Uds. y que me ayuden a encontrar la verdad”.


El segundo y tercer testigo son Claudio Torres y Carlos David Torres, hermanos de Gustavo, secuestrado y desaparecido el 11 de mayo de 1976, cuando tenía 16 años.

El relato de los dos hermanos, que estuvieron presentes la noche del secuestro, dice que esa noche, a las cuatro de la madrugada, llegaron a su casa paterna personas que golpeaban la puerta a los gritos diciendo: “¡policía, abran!”. Su hermano Gustavo alcanzó a escapar descalzo al patio, pero luego lo hallaron y se lo llevaron. Como su madre gritaba preguntándoles quiénes eran y qué querían, golpearon a su padre para silenciarla. Se llevaron no sólo a Gustavo sino también herramientas, grabadores, música y un baúl con pertenencias. Su padre fue a denunciar en la Comisaría 7ª y el policía que los atendió les contó que esa noche habían denunciado situaciones similares. Su padre es quien realizó denuncias y pedidos de ayuda a diferentes organizaciones y terminó renunciando a su trabajo para poder hacer esta búsqueda del hijo, con lo cual se produjo un deterioro en la economía de la familia.

En 1983, cuando había vuelto la democracia, se presentó en su domicilio una persona que llegó en bicicleta preguntando si estaba Gustavo. Luego les cuenta que él era un soldado conscripto de la Policía Militar, que fue parte del operativo de secuestro, que estuvo afuera como apoyatura. Que no podía dormir pensando qué habría sido de Gustavo y por eso se presentaba a preguntar. Ese soldado se llamaba Cesar Masera, quien ya ha fallecido. Era de Cruz del Eje.

Por último, Carlos comenta que su madre pensaba que el día que volviera la democracia, todos los detenidos-desaparecidos iban a salir en aluvión de las cárceles y que ella esperaba a Gustavo sentada en una silla que daba a la calle, para verlo llegar.

Las palabras finales de Carlos son las siguientes: “lamento que este juicio haya llegado casi dos vidas después de la edad que tenía Gustavo, pero agradezco al tribunal por lo que están haciendo”.

El cuarto y último testimonio lo da un músico de Córdoba, Horacio Sosa, quien fue amigo de Miguel Ángel “Coqui” Arias. Se conocieron haciendo el primario en la Escuela Nuestra Señora de Loreto, hicieron el secundario, egresaron de esa escuela y comenzaron a estudiar Historia en la Universidad.

Cuenta que después que se lo llevaron, Coqui era “una ausencia presente todo el tiempo”. También conoció a Luis Soulier, quien fue su preceptor en el Loreto y lo califica como “un ser brillante” y acota “no puedo creer que se hayan llevado gente así”. 

A Coqui lo describe como curioso, muy activo, una persona que intervenía en cualquier situación que creyera que había injusticia.

Agradece la posibilidad de estar ante el tribunal y de poder decir lo que contó. Que espera justicia.


Siendo las 15.35 se pasa a cuarto intermedio hasta el miércoles 21 de octubre a las 10 hs.

Todas las audiencias pueden seguirse por: https://www.youtube.com/channel/UCyQJUlKhS-thgxlv-HcYTOA